Explotas. Una ráfaga de viento ha traído con ella una
realidad de la que te apartabas. Y de repente todo se nubla, Ya no puedes ver a
través de la ventana y no es por la niebla de fuera, sino por la máscara que
envuelve tus ojos, salada, que mientras recorre tus labios te recuerda que ya
no está.
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