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martes, 25 de diciembre de 2012

Cuando llueve, ese momento en el que te asomas a la ventana y lo único que eres capaz de ver son aceras mojadas y paragüas tapando a gente sombría vestida de colores oscuros, el mundo parece un lugar horrible. Un sitio gris donde una ráfaga de viento se ha llevado los mejores sentimientos. El problema es que llueve constantemente, te soprende en cualquier estación y los sentimientos se mojan con esas gotas insignificantes que calan hasta el corazón.
Algunos, tienen la suerte de tener a alguien que llegue con un paragüas y un abrazo por detrás haciendo que todo vuelva a su lugar.Otros se meten debajo de los balcones esperando a que pase la tormenta. Pero incluso a veces existen personas que , de la nada, sacan una sombrilla con colores vivos que convierte tu día gris en un verano lleno de emociones fuertes. Esos que llegan sin querer puede ser gente que todavía no había llegado a tu vida, y entonces se quedará… o no. Pero cuando menos te lo esperas, aparece ese alguien que solo quería recordarte que estaba ahí, a tu lado, y que se ha dado cuenta que te necesita.
Porque supongo, y eso es lo que la vida te va enseñando, o sorprendiendo, que llega un momento en que necesitas tanto a alguien que puedes recorrer el mundo, o cruzar la cuidad, solo para encontrarlo y decirle “Te necesito” o “Te echo de menos”.
Y eso es amor, cualquier tipo de amor.

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