Nadie
te avisa. Y si te avisan no te paras a pensar en que un día todo
cambia. Se derrumba el edificio que habías construído con pedazos de tu
vida, donde no faltaba ni un suspiro de felicidad. Y tienes que empezar a
vivir sin tu propia casa. Entonces, cuando todo se cae, en ese momento
en el que estás sola frente a un montón de escombros, con recuerdos
fugaces por tu mente, en estado de shock y con los ojitos empapados
deseando explotar, aprendes que es la vida, golpeándote, quien te enseña
a vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario